ELOGIO A LA LOCURA
A la memoria de mis compañeros de “celda”.
Relámpagos de una realidad que no se nombra.
Carta Abierta
Demasiadas cartas se han abierto en mis libros y como torpes mariposas nocturnas, una engañosa luz las eclipsó en el inicio de sus alas.
Demasiado plural cuando el único interlocutor está conjugado en la primera persona del singular.
Aunque no lacrada, esta no es ya una carta abierta a ustedes.
He cometido un error, un acto de utopía pueril, que no es lo mismo que una acción hacia la Utopía. Tal vez he sido exagerada, he escrito desmesuradamente en el breve espacio marginal que esta comunidad me proporciona. Pero y vuelvo a citar a Rilke, cuando respondiendo a su discípulo el joven Kapuss dice:
“Si puedes soportar un año sin escribir una sola palabra entonces no eres escritor”
Rilke no cuantificaba ni calificaba en esta aseveración; más hondamente, como corresponde al poeta legítimo, transmitía una experiencia íntima; universalizaba su individualidad, pero no desde un deber ser racionalizado como experiencia propia, sino desde la necesidad existencial de la experiencia del hombre escritor.
Coincido con Rainer M. R. escribir es la respiración de un poeta, no tan sencillo, sí tan necesario. El momento de la escritura tiene el apresuramiento de un llanto a punto de romper, de un deseo irrefrenable, de una ansiedad de diálogo. En esos días en que la soledad nos haría sentar frente a la mesa de un café al irreverente Mefistófeles para compartir unas copas.
Pero escribir es un trabajo de angustiosa responsabilidad.
Cada libro es un caos cuyas leyes, cuyo orden apenas nosotros podemos establecer en lento logos hacia el cosmos.
La intuición poética: esa instancia del alma que bordea el inconsciente, se pone en manos del hacedor hasta ordenarse en un discurso semejante al anhelado.
En estos tiempos hay que tener una extraña fortaleza para ser poeta. Y esto es una evidente locura.
Pero como decía R.González Tuñón
“Que todo en broma se toma
Todo menos la canción”.