El infierno es claro:
un presente extendido
sin testigos ni locos que injurien la cordura.
A los que supieron hacerlo..
El infierno son los demás
Jean Paúl Sartre
PRIMERA PARTE
Definición
Digo que el infierno
no es el ángel centellando
en su cuna de fuego subterránea.
ni Lilith enredándose en su santa lujuria
ni un Walpurgis que entona sus ángelus oscuros
ni el poeta borracho besando lodazales.
El infierno es la muda consistencia del clero
de esta perfecta historia de escribientes y cínicos
de meretrices bellas en la plástica rueda
de la global codicia
de una eterna “hermosura”
de una eterna injusticia.
Donde el rico ha entrado al reino de los cielos
por el ojo miope de una santa indulgencia.
Digo el infierno es claro:
un presente extendido
sin testigos ni locos que injurien la cordura.
Estado de Latencia
Morir es otra cosa
existen subterfugios,
para el pobre cantor de letanías,
una brújula que marca siempre
al norte del naufragio anunciado
y los ojos entornados para imaginar
que nada más que un sesgo final
de azules nos reserva la noche
No es así.
No es esa la violencia de la pasión que niegas
con impostado ritmo de ajenos instrumentos.
Pero dejas el infierno enterrado en tu sueño
y crees que te arrancas la daga en la vigilia.
Son los ritos del día:
un preámbulo tibio de bella irrelevancia
El crepitar final de la bombilla
la hornalla encendida que espera inacabable
que venga al fin quien nunca ha de venir.
Y el alma en mansedumbre conversa
con el aire familiar de las cosas
que no le reconocen.
Allí donde no eres ni el punto mínimo
ni el brote inaugural de algún acontecer
ni te demanda el aire un espacio
en su bóveda del cielo hasta la tierra.
¿Que te dicen las calles donde lanzan sus dardos
las miradas esquivas?
Relámpagos continuos de la humana tormenta
de un odio en vendavales que la costumbre aquieta
en opresivo alerta de una tormenta
que nunca se perturba,
de los odios que abjuran de sus garras
y arañan día a día el corazón del mundo.
Y es así que te hielas
de no estar sobre el centro de tu propia violencia.
Y en la daga se siente el hedor de la herida
añejando tu historia hacia el fin de la fibra sensitiva
aquella que aun en el espanto
te hablaba de una vida de posible habitante
de una identidad acariciada y trémula
de una realidad aún mas bella en lo triste.
Morir es otra cosa no un letargo de luces
y tañido en el pecho...
Es la menuda gracia de haber
soltado el sí cansinamente
en el altar de la melancolía.
Temor
En la mitología del ser y de la nada
Por igual los paisajes
del cielo y del infierno
Son refugios ambos
de contraria inocencia
ante lo inverosímil del abismo.
***
Soltar la amarra
de la bestia y del ángel.
Precipitarse en soledad al devenir:
Esa es la clave.
Arte de vida
Decir.
No he partido cuando agrego un cirio a mi memoria.
Saber:
Soy un ritual prolongado de celebraciones apócrifas.
.
Entender:
La relación de los caminos
red de luz y de sombra al paraíso.
Senda
He decidido el paisaje
de mi destierro
Porque sé del camino
de mi retorno.