Tuve un Sueño
En la abrigada noche que me aísla
doy al ser su sombra recobrada,
soy en ella el singular escarnecido
Y me ignoran los espejos,
Las edades.
Yo también tuve un sueño semejante
a aquel sueño de Martín Luther King:
eran todo el mismo
y en un bus de distancia
vías de la infancia
arrullaban los párpados
y el frágil cabeceo
del cansancio durmiente.
Era un sueño no un cuento:
“Poeta prometeico”
que te hirieron de España
hasta el cordón que inicia,
y te arrancaron “Poeta”
por el seno prohibido,
la nutriente que amabas
eclipsada con cuentos:
“No me contéis más cuentos
Me sé todos los cuentos”.
El ha dicho y lo dice
en su ella inasible
en su inútil bregar
el verbo masculino
“No me contéis más cuentos
porque yo habito en un sueño.”
Si el milagro diera a luz
la osadía que lo invoca,
Sería común el ángel
abrazando a Mefisto
coronando al suicida
con el abrazo hermano
de aquel que se apiadaba
de su larga miseria.
Baudelaire si tus flores
difundieran aromas
en el olfato clerical
de nuestra historia,
el pecado tendría
el sabor de las frutas,
y Lilith cantaría la gloria de la cópula,
ahuyentando el veneno
de la virtud que añade
insignias de piedad
como barrotes.
Tuve un sueño
de blanco y oscuridad en goce:
la fraternal dulzura
que nutren los contrarios,
Y soné con mis niñas,
en la casa del cielo
en la casa del aire
intemporal del tiempo
sin gravedad
jugando eternamente
con el espíritu
de todo lo que juega,
Más allá era el solo
un fuego de arrayán
hacia la casa besando
los ojos sin herirlo.
La hierva entrelazada
se besaba a si misma
era origen de todos lo cimientos.
He aprendido qué bellos
son los sueños
y de pueril mas bello
y más hondo y más duro,
se ha puesto en mí la infancia.
Sea tal vez porque a todos
nos derrotan con cuentos,
nos desdicen con cuentos.
Y no niegan el singular
con las conjugaciones
plurales de los cuentos:
Los históricos. Realistas
los hijos del dios Sophos
y los ritos del Pater.
Pero yo sé sólo una cosa
mi última certeza:
Ya no quiero vivir
Más que en un sueño.