Pero la arena es noble, Camile,
siempre despierta las páginas
del mar y el viento
hacia el sin límite.
Aquellos locos no “egregios”
Ellos aún populares, aún huellas luminosas, que perfuman la historia con un depurado aroma que ya no les pertenece, y por lo tanto no molesta. Aún célebres, ganadores de milenios ordenados en su nombre, embellecedores de los palacios de los poderosos, mitos de la tragedia heroica y grandiosa de la humanidad.
Ellos no son ni serán jamás aquellos “locos egregios”
El sentido profundo de sus deseos ha quedado en las sombras, más anónimo que aquel que transita en los desiertos.
Ellos, los grandes poetas de la Utopía, han terminado solos clamando en el desierto de la multitud presente:
Camile, Alejandra, Vincent, Jesús. Todos fueron negados, por su tiempo, para tales torturas, cualquier homenaje es una broma por lo menos macabra.
Por eso mis palabras sólo quieren recordarlos en el instante posible de la crisis, extender hacia el pasado una mano de empecinada y loca fraternidad.
CAMILE
“ Le decían nos servimos de una alucinada
Para encontrar lo que buscamos.”
De “Cartas desde el manicomio”
Biografía de Camile Claudel
I
Aún los círculos
concéntricos del agua,
cuando caen desde el puente
tus criaturas, más vivas en su mármol
más de alma en su arcilla,
que toda la templada
perfección de lo existe.
Ah Camile, la que emigra
de su época infame.
Hermana a la que exilian
los poetas del bien,
los monarcas que escriben
la historiografía.
del Areté y su séquito de ideas.
Ese eclipse perpetuo del poema
que agoniza en las enciclopedias
Camile ellos no saben
que la poesía es viento,
que hay un pájaro de luz
y uno de sombras,
amaneciendo el tiempo,
anocheciendo el día
sin Cronos que devora,
sin Virgilio que guía.
ll
Mármol de luto en pedazos
veo tu noche ;
esa última noche del deseo
cuando el gesto del ir
pide un milagro:
Que cada mármol
vibre bajo el puente,
que caigas como Ofelia
hacia un descanso
de flores en el cuerpo y despedida.
Y tus criaturas no hundan su materia,
que algo más hubo en ellas y era el gesto.
Tu alucinación hermana, era la vida:
La trinidad del alma
en eterno combate.
El beso y ese roce inaugural
la pasión detenida y palpitando.
Pero vivir Camile
es comprimirse
para ocupar la sombra
del cuerpo permitido
hasta la cifra exacta
que nos designa el día
en que habremos de ver la luz
o hallar la sombra.
Vivir es accionar los mecanismos
del histriónico gesto del presente.
es herir la grandeza en cada rito,
es callar sobre todo,
callar siempre.
Que no imagine nadie
que en tus manos,
ay, pequeña exiliada,
tembló un ángel.
III
Aún recuerdo esa noche no vivida:
la tormenta del mármol
desgravando tu cuerpo,
aquel puente y el agua
de círculos concéntricos.
Nadie te escucha, ahora.
Nadie entiende.
¿Habrá quedado el gesto?
Decidiste la arena.
Pero la arena es noble, Camile,
siempre despierta las páginas
del mar y el viento
hacia el sin límite
y muestra su grandeza
al hacedor sin cruz,
al poeta sin clavos
que en el mar se descalza
de gravedad alzando
un gesto de plumas
y eternidad sobre el agua .
Decidiste la arena,
te decidió la arena.
Tu escultura no cabe
en el mármol tan grávido
tu escultura es metáfora
de todo lo intangible.