El infierno relativo
o la odisea del minimalismo
“Entre la flor que tomo y la que doy
La inexpresable nada”.
UNGARETTI
Alguien me dijo algún vez” No hables del poeta en la poesía”. Omisión tan fatal como negar el único organismo del que podemos dar un frágil pero honesto testimonio, ese misterioso entramado de contradicciones que hemos dado en llamar: Uno mismo.
Identidad
l
Es verdad que no sé si me conozco
He tenido tantos ciclos en mi rostro
como círculos el árbol
como reinos y pájaros
y dragones mutando
hacia los ángeles
en las nubes de los contempladores.
Soy una gracia consabida
y sin embargo, esa rota cajita de la infancia
se asemeja al cofre de Pandora
concebido el terminal contaste.
Es verdad que se pierde la emoción a veces,
como aguijón hundido mucho tiempo
que raciona su veneno paulatino
para no dejar ni un rastro de sospecha
y aplanar al corazón como una triste postal
que ni siquiera llegará a ser roce:
sólo un icono virtual que nos sonríe
desde los paraísos de la inexistencia.
Todo sucede así pero no existe
Caminan las rectas y se curvan
en las esquinas de lo previsible.
El ritmo inalterable no equivoca una línea.
De la ciudad cercada nacen pájaros muertos
Pero vuelan en insensato gris hacia las plazas
o hacia el rancio despojo de las mesas.
La sonrisa brutal de la indigencia
es una rara y serpentina rabia
amante que se ovilla
y en sus costras se expone
a la gran risotada colectiva
al complacido embrión de la conciencia.
Es el hombre del eterno perfil
creencia de ocupar, ilusión de ser
Calígula comiéndose la luna
O Nerón dejando lágrimas
En su cristal sagrado.
mientras Roma e incendia.
Es el olvido de todas las infamias
Es la vileza ociosa que delata
en el necio semblante la bajada
al esqueleto próximo.
Des realización
Si no estoy repartida
Si no avisto en otros mis rasgos familiares
Si el círculo del mundo
es astilla de espejo
donde no puedo recoger
ni el recuerdo de mis poros.
Y mi espacio se aleja al acercase
Porque todo se aleja.
Y el puente de mi voz se ha roto.
Y verifico su mutismo en un oído ajeno
donde mis palabras se licuan en zumbidos
y fonemas sin sentido.
Es relativo el tiempo de los tristes refugios.
Caen crepúsculos violetas
sobre el llanto de los duendes.
Se hacen trizas las ánforas
de los bellos conjuros.
Y una niña envejecida interroga a un unicornio.
Etimología
(Cultivus. Lat. Cultura)
¿Recuerdas que una vez cultivaste
un pequeño garbanzo en un frasquito?
Y te dijeron “brotará de allí una planta.
En tu escolar aburrimiento dulce asombro
cuando un tallo nació buscando el aire
Y lo viste crecer tan mansamente
en su prisión de vidrio embotellada
Y te supiste hacedor de algún milagro
en el temblor de la primera hojita.
Y siempre fue esta misma la quimera:
Primero el sueño de los labradores
y luego el sueño de los regentes de tierras
sobre los labradores y los suelos.
Brotación del dominio.
Principio naciente de la planicie al cielo
Más que tallo y que trigo
Más que árbol
Y así los sueños se elevaron tan altos
Que perdieron el porqué de las raíces
.
Y nació la cultura incultivable.
El otro paraíso
l
Solo me queda un cuenco de palabras
y una lejana urdimbre de canciones de cuna,
algo de aquel cincel que imaginó la vida
más inmensa que la vida misma.
Pocas cosas tengo ya:
Los años, sus errores como cofres de equivocadas llaves.
Una dulce penumbra donde aún cantan
los Ángeles que cada noche he reunido.
y una dama violeta, como madre ensoñada
que siempre o casi siempre me encapulla.
ll
El paraíso asombra y de tal modo
que es un asombro que llega hasta las lágrimas
Nada más deslumbrante
que la penumbra piadosa de los templos,
Nada embriaga más en este mundo
que haber probado el fruto del alivio.
Y las alas que desde su cuna
la humana angustia puso al pie de sus sueños
pidiendo a los corteses magos de las fábulas
que no dejaran tan sola su torpeza de miembros
su vertical tortura hacia un cielo imposible.
lll
De no haber ascendido vértebra a vértebra
hasta el erguido desmayo
que nos puso al acecho
y al mismo tiempo
al punto de un engañoso ascenso
hacia un refugio celeste que amparaba los ojos.
De haber sido terrenos
Veríamos que todo desde el cielo a la tierra
es profundad al infinito.
El edén de la hondura
La mirada inicial.
El otro paraíso.
3ª Parte
FINAL
Rapsodia
Doy esta llave
A quién le serviría
su límite es la muesca oxidada del tiempo
Esta llave es la tempestad del último abandono.
Su muesca es hostil
como la sonrisa de un desposeído.
Sueño sobre las estrellas.
Cerraduras infranqueables
para mí: la que de todo ha desertado
la que tiene en su bolsillo la rosa negra:
esa banal cerradura de los rebeldes.
Arrebatada sueño con mi hogar.
Una huella como luz
de un unicornio muerto
me devuelve el destello
Canto insurrecto
No hay mayor hazaña para un poeta
Que la de haber renunciado a Dios
Y jugar con los límites
Como un canto insurrecto.
Como la mano terminal sobre la copa
imaginado que allá donde no hay nombre
amanece un desierto apasionado
para los que han perdido la luz reglamentaria
la dirección razonable de los pasos
que irán de uno en uno hacia igual límite.
Nada más peligroso que un desierto
Cuando se vuelve oído del poeta
Poética
Un templo Oscar ¿lo imaginas?
La pureza penumbrosa de las cúpulas
Un altar donde ya nadie sangra.
Tu cristo se ha vestido de colores
dando a luz los matices.
Ya no hay blanco...
Es la luz penumbrosa
del nacimiento y la muerte entrelazados
como una rara y simultanea criatura
que da alivio al corazón.
Quien no ha soñado, Oscar, con la sabiduría
Togas grises al final del un altar de jazmines
Y rostros como antiguos mapas
cuyo mayor resplandor
es el sosiego
Ellos lo entienden, Oscar
Los nuevos discípulos que aprendieron
el único mensaje que nos trajo el Mesías:
El de la compasión que mece tal una cuna
enlazada a las cunas de este mundo
un nacimiento infinito...
Es el bello Jesús que tú soñabas
en la cárcel de Reading
El secreto de la inmortalidad decías
o tal vez lo he leído detrás de tu palabra
El secreto de la inmortalidad es simple
“la compasión humana”.
Jamás habrá otra historia,
jamás habrá otro ángel
más allá de este templo
consagrado a los poetas “escépticos de Dios"
Hermano de Esperpento y de los griegos,
amador de tu propia desventura
Aquellos que no entienden la metáfora
no podrán vivir eternamente.
Tu lo sabias, Oscar
por eso desplegaste en el cadalso
una vez más tus alas.
Final
¿Estaré en cada partícula del aire
en el espíritu que respiran las palabras
que he escrito?
Alguien me dice y es tan dulce su voz
tan de de silencio...
que no es silencio ni voz
es sólo un hálito
“No existe infierno aquí
Yo soy el devenir.”
“Desde arriba podrás ver el real sendero”.
“Somos eternidad en el sueño del universo”
“La transformación infinita y el alivio.”
5 de agosto de 2007