Si en el mundo...
Si en el mundo hay metáfora,
en los trazos del día
las horas se renuncian en final
por no verse custodiadas por cifras.
El verbo pone un tiempo
donde Cronos la daga.
y es tu paso un eterno
aleteo hacia el éter.
Cuando fundó la tierra
la Diosa de la esfera
no supo que bebía
la cicuta del hombre.
Dio cobijo en sus grutas
al animal inerme.
Llamó a Céfiro el Mana
para darle consuelo.
Y el hombre dijo espíritu.
Y la línea de fuga
fue atrapada en las formas
de la Diosa fecunda.
Una búsqueda inútil
daría desde entonces
al hechicero, al mago
al rutinario agrícola.
_Mira como podemos
atrapar la materia
anunciar estaciones,
predecir nuestros frutos.
Gutural y asombroso
en su lengua nacida,
tan poco duró el niño
que lloraba ante el fuego.
¿Recuerdas la memoria
de lo que nunca estuvo
en las fotografías
de la historia oferente?.
El génesis es bello
como cruel y aún más cáustico
que el volcán que se indigna
en cenizas y lava.
Una mayor ternura
dio la diosa al pequeño
pero usurpado el ritmo
de su sangre bullente
se encrespó en las montañas
se dividió su cuerpo
dijo al hombre:
_Esparcíos en enemigas razas.
El Ángel de Lilith
Dime quién fue Lilith:
una tribu de hembras
en éxodo dejaron
al hombre sin su prole,
llevaban en el vientre
el cántaro sagrado,
dormía el porvenir
en el útero lleno.
Dime quién fue Lilith.
¿Cuando pudo la fuerza contingente
del hombre violar toda poesía?.
Nació en el filo oscuro
de la historia futura
un eufemismo dijo
“Santa Civilización”
Ella está en la metáfora
en el sueño que sueña sin saberlo
la esclava, la reina y aun la santa,
las que obviaron al hombre
convocando a la Diosa
que escuchó sus plegarias
con el vientre esposado,
Lilith llora el destierro
de su hermandad celeste...
no es verdad que arrebate
los niños a la vida.
Sólo recuerda el alto
peregrinaje de almas
y aquel doble latido
que unía a la gran díada.
Lilith desnuda yace
junto a un árbol raquítico
que no tiene la ciencia
y que nunca la tuvo.
Ella fue el primer árbol
y Adán tronchó los frutos,
y su dulce resina
la dieron como ofrenda.
No hay perdón
No hay perdón
para el Dios que promueve
en los actos de la piedad eterna
No ha perdón para el pan
multiplicado en ángeles
tronchados por el padre
Solo el fuego se yergue
de herejía en la hoguera.
El mismo fuego fatuo
que enamoró al esclavo
de los diez mandamientos,
Yahvé cavó su tumba
en un halo de niebla
que veló su inocencia:
esa tierra que nunca habría de ver...
donde mana leche y miel para los otros.
y así el niño y el viejo se durmieron
en la certeza de algún deber cumplido
o un juego inacabable.
La historia juega en clave
de ritos que sepultan
los anhelos del alma
que se excede en el cuerpo.
Y no hay perdón
(ya lo ha dicho el santo inquisidor)
No hay perdón para tanta desmesura.